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Ha llegado septiembre y aunque el sol y el calor todavía nos acompañan en Barcelona, ya puedo decir que se acabó otro verano. 

Fue un verano igual de raro que el de 2020, pero tal vez con un toque más normal que el anterior. 

Los periódicos españoles no pararon de hablar sobre más olas de Covid, repuntes y bajadas de casos, restricciones, en fin un montón de noticias caóticas. No tengo tele en casa y tampoco la miro en internet. Intento leer los periódicos online lo justo y necesario, sobre todo para saber qué normas modifican y hasta qué punto afecta mi vida diaria. 

Es un tema que parece que aún se empeña en convivir con nosotros e influenciar nuestras vidas de todas las maneras que puede, menos mal que cada vez menos.

 

Fue un verano con mucho trabajo, imprevistos, reglas cambiantes a la hora de viajar y cruzar fronteras para nuestros pasajeros. 

Hemos pasado de un volumen muy reducido en los meses anteriores a estar a tope, con más aviones volando que en la misma época de 2019. Ha sido una temporada corta comparada con otros años, pero muy intensa. 

Desde el otoño pasado, hemos hecho un zig zag entre ERTEs totales y parciales (expedientes de regulación temporal de empleo). Fue un maratón de no trabajar nada, trabajar poco para luego pasar directamente a un montón. Digamos que el término medio no pasó, así como nos hubiera gustado y como nos hubiera hecho falta después de tanto parón. 

El nivel alto de concentración, el estrés y el cansancio, tanto físico como mental, han hecho mella en mí y en todos mis compañeros. Ha sido duro, así que ahora toca descansar, reflexionar y decidir de qué manera seguimos y cómo podemos mejorar. 

 

Fue un verano con unas cuantas citas médicas. 

Y no, la causa no fue el trabajo mencionado anteriormente. Es verdad que lo mío ha sido mucho más manejable en la época sin ni una pizca de estrés, sin ritmos circadianos cambiantes por hacer turnos rotativos, con dormir mínimo 8-9h todas las noches y comida hecha casi exclusivamente en casa, pero eso no es del todo mi normalidad. Estar encerrado en casa por tu propia voluntad no es la normalidad de nadie sano físicamente y mentalmente.  

Que no se entienda que soy partidaria de una vida ajetreada en la que no respiras, no duermes y no tienes tiempo para ti mismo. Al contrario. Me gusta y creo que el equilibrio es lo mejor. 

Todo esto me ayudó a observar un cambio importante en el momento que empecé a trabajar a full y me hizo darme cuenta que no se ha arreglado el problema, sino que ha estado solo latente. Decidí meterme de lleno en investigaciones y pruebas médicas y por fin encontré una doctora que vale la pena. 

Ya se mucho más que hace tres meses y menos mal, no es nada grave. Hay que tomar un tratamiento e implementar varios cambios de estilo de vida, pero los resultados se notarán más a largo plazo. En cuanto llegue a una conclusión, prometo hacer un resumen de cómo he vivido a nivel físico, mental y emocional el no poder encontrar la causa y un médico que realmente se implique para descubrirlo. 

Fue un verano para disfrutar de las pequeñas cosas, de la familia y de los amigos cercanos. 

He disfrutado de una bonita puesta del sol en el municipio de Empuriabrava, varios cafés y comidas en una terraza con vistas a toda Barcelona, una actividad nueva como hacer snorkel en las Islas Medes en la Costa Brava, comer una pizza buenísima con pato asado y chips de kale, beber un smoothie de fruta mientras escuchaba música reggae en un chiringuito en la playa. 

He pasado mucho tiempo con mi madre que estuvo dos meses viviendo en Barcelona y trabajando en remoto desde un AirBnB a 10 minutos andando de mi casa. Hicimos cosas sencillas juntas, como ir de compras, comer, ver pelis y series, salir a pasear por la ciudad, cosas que habitualmente no podemos al vivir a más de 3000 km de distancia. Nos reímos, hablamos y nos abrazamos mucho, esta vez en vivo y no a través del Whatsapp. Nos hemos dado cuenta una vez más…que es imposible aburrirnos la una de la otra, que yo tengo la mejor madre del mundo y ella la mejor hija, que juntas somos lo más. Y quien nos conoce a las dos puede dar fe de ello.   

He viajado tanto con mi madre como con amigos cercanos. 

En junio estuve unos días en la Costa Brava con mi gallega favorita, nos dedicamos a tomar el sol, hacer ruta en coche por pueblos bonitos y a comer bien. En julio viaje en tren con mi madre a Vall de Nuria, una estación de montaña en los Pirineos, a respirar naturaleza por todos los poros y a hacer caminatas. En agosto, de nuevo con mi madre, fuimos a Mallorca, a descubrir las Baleares y a reencontrarnos con una vieja amiga, y a final del mes un poco más a la Costa Brava, ya que había llegado mi hermano también de visita. 

 

Me doy cuenta que he cambiado de ritmo y se está bien así. 

Sin quererlo ni proponérmelo he logrado trasladar el ritmo más lento de vida que tenía durante mis viajes al centro y el sur de América a mi vida habitual en Europa. Hace unos años que había notado que aquí teníamos demasiada prisa, estrés, ansiedad por hacer cosas todo el rato, y habíamos dejado de disfrutar de lo básico. Íbamos por mal camino, pero por suerte algo externo ocurrió y nos paro. Espero que hayamos aprendido algo de esto.  

A veces echo de menos mis últimos veranos en los cuales cogía un avión dos veces al mes. 

A veces no se si podría volver a eso, si todavía lo quiero, supongo que el tiempo lo dirá. 

 

Hablando de verano, varias personas me preguntaron sobre mi blog, si todavía escribo y cuándo publicaré algo. Por dentro sonreí.

Porque significa que la gente me lee y el blog no ha pasado desapercibido.

Porque significa que os gusta, os hace pensar lo que escribo o a lo mejor os despierta algo … un sentimiento, una emoción, cualquier cosa.

Porque significa que el blog ha logrado cumplir al menos uno de los objetivos que me propuse al iniciarlo.

Lo admito, no he escrito nada en los últimos 3 meses. Tuve otras prioridades, también reduje el uso diario de las redes sociales y realmente no me arrepiento en absoluto de ello.

Pero he vuelto, así que estad atentos. Muchas gracias por estar aquí y leerme 🙂 

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