Costa Rica, la tierra de los perezosos

Después de estos años de Covid, las numerosas restricciones y condiciones para viajar, México fue el primer destino intercontinental que escogí junto a mi madre, aquí tenéis las impresiones, pero después de eso no teníamos ni idea cual sería el próximo. La situación era bastante cambiante todavía y los planes a un par de meses vista parecían difíciles de llevar a cabo.

Como hace un año por estas fechas estaba por allí, he pensado que ha llegado el momento de contar la historia del destino al que fui en febrero de 2022 y que por distintas razones, todavía no había logrado publicar. ¡Comencemos!  

Costa Rica se había abierto al turismo en otoño de 2021 y los requerimientos de entrada parecían bastante estables, teniendo en cuenta eso y el hecho de que nos llamaban mucho la naturaleza y las posibles actividades al aire libre de allí, decidimos que ese era mi mejor regalo de cumpleaños.   

Nuestro itinerario de dos semanas

2 noches en la capital San José

En San José, los pasos nos llevaron paseando por varios edificios históricos, uno de ellos más peculiar que otros: el Parlamento, un cubo de piedra gris, monótono, sin ventanas, cuya construcción y diseño generó muchas polémicas entre los especialistas.

También hemos paseado por varios parques, disfrutado de la vegetación y hemos recorrido museos; uno de ellos parecía invitarnos a pasar por sus puertas, el Museo del Jade y la Cultura Precolombina, que quizás fue la mejor introducción al nuevo mundo que hemos elegido explorar ese mes de febrero.

5 noches en La Fortuna de San Carlos 

Los días en La Fortuna comenzaban muy temprano, el sol generoso y el aire cálido simplemente nos sacaban de la cama con un continuo deseo de explorar. Y muchas veces acaban por la tarde en la agencia de viajes de Carla, nuestra recién conocida amiga que nos ayudó a organizar rutas por la zona y con la cual hemos compartido muchas risas y anécdotas, la pasión por viajar y por conocer otros mundos y culturas. 

Uno de los días fue dedicado al volcán Arenal, que vigila el pueblo y sus alrededores desde sus 1700 m de altura. Hemos hecho una fácil y corta caminata hasta sus pies en un grupo pequeño  de cinco personas, que incluía a nuestro guía Jason, nosotras dos y una pareja de Canadá, durante cual hemos tenido tiempo para todo: admirar el paisaje, sacarnos fotos, averiguar historias del lugar, compartir peculiaridades sobre como se ha vivido el Covid19 en cada uno de nuestros países, también trozos de nuestras vidas, rutinas y deseos. Más tarde llegamos a un paraíso llamado Místico Park, donde el verde de la vegetación, la multitud de especies vegetales y animales, así como cruzar los seis puentes colgantes, nos dieron esa profunda sensación de conexión con la naturaleza. 

Otro día hicimos una caminata de unos 3 km ida y vuelta a través del bosque, ingresando con cuidado y respeto al «hogar» del animal más protegido y símbolo nacional de Costa Rica, el perezoso. Nos sentimos como exploradores de National Geographic, buscando perezosos y otros animales con el binocular, y mirando hipnotizadas la coordinación de las hormigas cortadoras de hojas trasladando hojas frescas a sus granjas de hongos. Y el remate del día fue  un tour por una pequeña finca de café y chocolate, donde nuestro guía Alan nos enseñó de pe a pa el proceso de siembra, cultivo, recolección y procesamiento del café, el cacao y la caña de azúcar, nos ayudó a preparar de varias formar nuestro propio chocolate, a tostar nuestro propio café, luego a prepararlo con el chorreador típico y saborearlo en función del tipo de tueste. 

Rio Celeste – otro día maravilloso. Una caminata con muchos desafíos, ascensos y descensos por el Parque Nacional Volcán Tenorio, que nos cargó de energía y nos deleitó con las aguas turquesas de uno de los ríos más hermosos que riegan la tierra de la República de Costa Rica, la Cascada Celeste, las termas y la Laguna Azul. Cuenta una leyenda que después de haber terminado de pintar el cielo, Dios había limpiado su pincel en las aguas del río Celeste, así obteniendo el color turquesa cuando los rayos del sol logran penetrar en la espesura de las copas de los árboles y reflejarse en el agua.

4 noches en Puntarenas 

Puntarenas es un pueblo de pescadores ubicado en el Golfo de Nicoya, en el Pacífico Norte, en sí mismo nada especial, pero donde a pesar de ello nos hemos sentido acompañadas, queridas  y protegidas por gente maravillosa. 

Los dueños del Hotel Mar y Mar nos invitaron a tomar una cerveza en la terraza, para después contarnos historias y el funcionamiento de su país, sus viajes por el mundo y hasta los planes de su negocio. ¡También me compraron a escondidas una tarta para mi cumpleaños! 

Isabella y el capitán Marco, junto a su nieta Veronica, practicamente nos adoptaron despues de ser sus primeros clientes llegados a través de Civitatis, nos llevaron a recorrer las islas cercanas en su lancha, algunas habitadas, otras no, como la antigua prisión de la Isla San Lucas, considerada la versión latinoamericana de Alcatraz, improvisaron una mini tarta y unas velas para poder cantarme ‘feliz cumpleanos’ durante el tour, nos “rescataron” de otro tour a la Isla Tortuga con una compañía malisima y nos devolvieron hasta el hotel, para que en nuestro ultimo dia de estancia en Puntarenas, nos inviten a cenar a un restaurante local con vistas al mar y a un inesperado plancton luminiscente y después a tomar un licor casero en el patio de su casa. 

“Bienvenido a Costa Rica” y “Pura Vida”, dos mensajes presentes en todas partes, junto a las sonrisas de sus habitantes o escritos en las paredes de los hoteles, cafeterías o tiendas. 

Costa Rica parece un destino con gente feliz, un país que no tiene ejército y cuyo gobierno ha entendido que es mejor invertir en educación, salud, cultura y en el bienestar de sus ciudadanos. 

Probablemente la frase más común que escuchan los viajeros, Pura Vida es a la vez un saludo y una despedida, una respuesta a la pregunta “¿Cómo estás?”, una expresión usada como un mantra de una vida sostenible, orgánica, consciente, feliz, casi la definición del “slow life”. 

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